OLED y MicroLED: calidad perfecta
Actualmente, los televisores con tecnología OLED ofrecen la mejor calidad de imagen, que supera a todas las soluciones aplicadas en las pantallas de cristal líquido, QLED incluidas. Entre las ventajas de los paneles OLED, cabe destacar que reflejan mejor el contraste de negros, poseen una nitidez más alta y un ángulo de visión más amplio que el resto de modelos de la competencia. Asimismo, al contrario que las televisiones LCD, los modelos OLED no poseen un módulo de retroiluminación, lo que reduce adicionalmente el grosor de la pantalla. En su lugar, cada píxel genera luz por sí mismo, por lo que las películas se pueden reproducir con mayor precisión si cabe. La tecnología MicroLED cumple una función similar. Puede competir con las pantallas OLED en cuanto a calidad, pero cuestan más.
HDR: nueva generación de color
El HDR (High Dynamic Range) es una función clave que garantiza un equilibrio de brillos y que se muestren los colores saturados. Las soluciones HDR gozan de una gran popularidad, por lo que los productores de televisiones ofrecen numerosas variedades de esta tecnología. Lo más común es encontrarse con modelos que tengan HDR10, el estándar de 10 bits, pero si buscas una mayor calidad de imagen, mejor elige el HLG, el HDR10+ o Dolby Vision. En ese caso, conseguirás metadatos en una profundidad de color de 12 bits, lo que ofrece 4096 tonos para cada color fundamental. Un mayor rendimiento acarrea un precio más elevado. Pide créditos fáciles para comprar la televisión ideal con unas condiciones favorables.
Smart TV: ve lo que quieras y cuando quieras
Los últimos televisores no son solo receptores de señal de un descodificador. Gracias al acceso a internet —por cable o por WiFi—, puedes ver películas o reproducir música en streaming con plataformas como YouTube, iTunes, Netflix o HBO Max. Las Smart TV también son una opción perfecta para reproducir archivos ubicados en la nube o en dispositivos de almacenamiento de datos. Esto permite ver fotos o gráficos de formatos grandes en una calidad perfecta, algo útil para el ocio y para el trabajo. También cabe destacar la conectividad Bluetooth, que permite emparejar la televisión con el sistema de altavoces sin usar cables.
Frecuencia de actualización: mayor fluidez
La frecuencia de actualización determina cuántas veces por segundo la televisión es capaz de generar una nueva imagen. Este valor se mide en hercios (Hz). Un Hz se corresponde con un ciclo de trabajo en un segundo. Por lo tanto, un televisor con una frecuencia de actualización de 60 Hz puede reproducir hasta 60 fotogramas por segundo. Cuantos más hercios tenga, más fluida será la imagen sin perder calidad ni colgarse. Los televisores más modernos disponen de una frecuencia de actualización de 120 o 240 Hz, lo que supone una gran ventaja para los gamers, ya que la última generación de consolas (Xbox Series X y S, PlayStation 5) genera hasta 120 fotogramas por segundo.