El medio físico por el que se transmiten los datos, es el conocido como espectro electromagnético. El rango de acción está entre los 3 y 300 GHz (gigahercios). Inicialmente, está tecnología fue usada por el italiano Guglielmo Marconi, a comienzos del siglo XX, para hacer la primera transmisión radioeléctrica entre dos continentes a través del Atlántico. Esto abrió el camino para que desarrollara la tecnología que permitió, inicialmente, la radio, y luego, la comunicación inalámbrica moderna. Hoy en día computadoras, móviles, táblets e incluso equipos de audio y televisores, utilizan está tecnología para estar intercomunicados.
Muchos países del mundo ven cada vez con mayor entusiasmo el desarrollo de este tipo de tecnología, puesto que reducen costes y permiten una mayor accesibilidad a la Internet. Redes públicas de acceso y privadas, con algunas restricciones, como sucede con los grandes centros comerciales o sociales, hacen que se masifique esta tecnología, pudiéndola usar cualquier persona que cuente con un dispositivo compatible con WI-FI o bluethooth. Precisamente esta última tecnología, ha permitido a los usuarios de equipos móviles y portátiles, conectividad y transferencia de datos con fiabilidad y seguridad.
Sin embargo, la tecnología inalámbrica pese a ofrecer grandes beneficios, también, suele presentar contras. Dado que distintos equipos usan la misma frecuencia de onda para transmitir datos, se presentan frecuentemente interferencias. Así, por ejemplo, equipos móviles, módems y hornos microondas comparten el mismo rango de frecuencia que es 2.4 GHZ, produciéndose generalmente una anulación de recepción o transmisión entre estos. Conviene tener presente esto para evitar interrupciones durante la descarga o envío de datos. La manera más común de evitarlo es mantener los aparatos fuera del rango de acción de los otros. La tecnología inalámbrica es actualmente, por sus ventajas y costes, la más conveniente para la conexión y transmisión de datos entre equipos.